EL MUNDO, SEGÚN NOAM CHOMSKY






EL MUNDO, SEGÚN NOAM CHOMSKY
-Cómo funciona el mundo de Chomsky, en 10 párrafos-

1. En la actualidad, las corporaciones transnacionales- y una compleja red de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el FMI, entre otras- gobiernan el mundo, porque tienen más poder que la mayoría de los Estados Nacionales. Estas corporaciones transnacionales pertenecen a propietarios y accionistas, individuos anónimos y des localizados que coinciden con las élites y oligarquías económicas de las principales potencias del mundo.
2. La hegemonía económica, militar y política del mundo, sobre todo del llamado “mundo Occidental”, la lidera Estados Unidos y sus principales aliados: Gran Bretaña e Israel, y luego las principales potencias europeas como Alemania y Francia, y también sus Estados “amigos”, es decir socios estratégicos o países de oligarquías serviles como Arabia Saudita o Chile -luego del derrocamiento de Salvador Allende- o Colombia, en Latinoamérica, que alinean automáticamente a sus políticas o requerimientos (el ALCA, por ejemplo.)
3. La mayoría de estas potencias hegemónicas occidentales son “Estados democráticos capitalistas” modernos, ya sea con Congresos o Parlamentos que se supone representan al pueblo o que limitan el poder mediante la participación popular.
4. Estos Estados toman las decisiones de las políticas internas y externas mediante el mecanismo de “la fabricación del consenso” propio de las sociedades democráticas modernas: mediante los Medios masivos de comunicación se fabrica la opinión pública para avalar o consentir las medidas que la élite política y económica va a tomar de todos modos. La mayoría de estas medidas son anti populares (como, por ejemplo, invasiones a países indefensos, políticas que atentan contra sectores vulnerables de la población: sistema jubilatorio, servicio de salud pública, educación pública, servicios básicos imprescindibles como energía eléctrica, agua, gas, etc.) Esto lo desarrolla Chomsky en su Teoría de la Propaganda, en su libro Manufacturing Consent, 1988.
5. Para entender cómo funciona el mundo desde un punto de vista económico, social y político, entonces, por lo expuesto anteriormente, hay que observar “todo el tablero” y sobre todo su epicentro, es decir: Washington y la Casa Blanca, donde se diseñan las políticas globales de mayor impacto e influencia.
6. Si entendemos los principios de actuación de la Política Exterior (e Interior) norteamericana podremos comprender muchos de los hechos históricos que han ocurrido en el pasado -sobre todo en el período que va del inicio de la Guerra Fría hasta la actualidad, pero que puede remontarse hasta principios del siglo XIX- y podremos predecir muchas de los acontecimientos que pueden llegar a ocurrir en el futuro.
7. Algunos de estos principios los expone Chomsky en lo que se ha dado en llamar su “teoría crítica de la política exterior norteamericana”, (aunque Chomsky no esté de acuerdo con esta denominación, porque el autor no considera como una "teoría" científicamente válida al conjunto de sus escritos políticos, simplemente -a diferencia de su obra lingüística- los considera escritos de activismo político.) Estos “principios” pueden ser la suma, por ejemplo, de: a. la doctrina del Destino Manifiesto, b. la doctrina Monroe, entre otras.
8. Chomsky describe la política exterior de Estados Unidos y sus aliados como “terrorista”, ya que se basa en la invasión, el saqueo  y el crimen a gran escala (todos hechos injustificables desde el punto de vista ético, e ilegales desde el punto de vista del Derecho Internacional) para satisfacer los intereses económicos y políticos del conglomerado militar-industrial-financiero de EEUU y la élite financiera global. Una minoría de mega ricos que constituye el 1% de la población mundial y que aspira a conseguir más concentración de dinero y poder.
Otro de los grandes temas que ha trabajado Chomsky en su línea libertaria contra la opresión es el tema de la concentración de la riqueza. Es un fenómeno que se acentuó después de la revolución social y cultural de los años 60. El neoliberalismo ajustó las tuercas en la "Era Thatcher-Reagan" en consonancia con las dictaduras fascistas del tercer mundo apoyadas por la CIA y EEUU.
Desde entonces, las clases corporativas y el sistema financiero -mediante la especulación y los sistemas jurídicos e impositivos- se enseñorearon de la economía global al extremo de que en la actualidad un 1% de ricos posee la mitad de la riqueza del mundo (un 30% de los cuales son ciudadanos norteamericanos.) En Latinoamérica los números son también escalofriantes: un 10% de ricos posee el 71% de las riquezas de América Latina y el Caribe, y tributa menos impuestos al Estado que las clases trabajadoras y los consumidores comunes. La concentración de la riqueza es uno de los principales obstáculos en la lucha contra la pobreza, fenómeno que viene creciendo a tasas altísimas durante los últimos años.
9.  Por esta razón, Chomsky considera que el rol de la población civil en Estados Unidos es crucial para la suerte del mundo, inclusive del planeta mismo. También considera vital el rol de los movimientos populares de resistencia y de los activistas de derechos civiles y ambientales de cualquier parte del mundo, en la medida que puedan incidir y, sobre todo, ponerle un límite a las corporaciones y a las élites económicas y políticas que gobiernan las potencias y el mundo. Por esta razón, Chomsky se considera a sí mismo un libertario radical y un anarco-sindicalista: se remite a todas las tradiciones libertarias modernas (socialismo, anarquismo, comunismo, sindicalismo, etc.) cuyas filosofía hunden sus raíces en el Humanismo y el Racionalismo del Siglo de las Luces (desde Descartes pasando por Rousseau, Adam Smith, entre otros, que son los padres, en última instancia, del Liberalismo clásico.)
10. Las posturas científicas de Chomsky se alinean plenamente con su concepción política. La Gramática Generativa y todas las posiciones científicas de Chomsky suscriben a esta tradición explícitamente, a este “hilo invisible” de autores racionalistas, humanistas, libertarios. Podríamos ilustrar con las siguientes taxonomías las posiciones de Chomsky en las discusiones y en el debate del campo científico y filosófico: Racionalismo vs Empirismo, Positivismo y Estructuralismo; Mentalismo Vs Behaviorismo e Inductismo; Biologicismo Vs Relativismo posmoderno.
En el debate político esgrime su “racionalismo-humanista-anarcolibertario” contra el discurso neoliberal y su interpretación sesgada del Liberalismo clásico que pretende justificar el neo-colonialismo, la opresión económica y los monopolios mediante la retórica de "la mano invisible del libre mercado", la "teoría del derrame", entre otras.  
Incluso más, desde Vietnam hasta nuestro días Chomsky ha denunciado activamente todas las invasiones del imperio norteamericano y sus aliados, cuya lista sería muy extensa de enumerar pero que incluye las invasiones a Indochina, Sudamérica, Centroamerica, Caribe y Medio Oriente. Es un pionero defensor de la causa Palestina, enfrentado al sionismo israelí. También es un activista crítico de la carrera armamentistica nuclear y del calentamiento global, entre otras causas radicales.

En suma, Chomsky es un hombre de acción y se ha desarrollado intelectualmente como activista libertario y científico racionalista. Acaso su originalidad consiste en el desarrollo paralelo de ambas perspectivas. Uno de sus notables aportes al debate intelectual ha sido llamar la atención sobre el costado político de las teorías científicas y concepciones filosóficas, que por lo general se suponen neutras, inocuas o inocentes. Por ejemplo, plantear la existencia o la no existencia de una naturaleza humana ya constituye en sí un acto político, porque esto implicaría una concepción de la sociedad y del poder, es decir, de la política. (Véase la discusión Chomsky-Foucault acerca de la naturaleza humana.)
Otro hecho significativo para resaltar es que si bien Chomsky no se ha dedicado a la crítica literaria, sus ensayos poseen un innegable valor literario debido a la originalidad de su estilo y pensamiento; además rescata la literatura como una experiencia inspiradora extraordinaria. De hecho, muchos de sus escritos políticos fundamentales y sus herramientas conceptuales (véase, por ejemplo, "el problema de Orwell") están inspirados en la vida y obra del escritor inglés Eric Arthur Blair.








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