BARES AL FIN
¡Un buen poeta siempre amará
y frecuentará los bares!
Esclavos, clientes
empedernidos, adictos al alcohol,
al café y a todos los
estimulantes imaginables...
¡Y luego: Contemplar el
infinito espectáculo
de la decadencia humana, con
su tornasolado espectro
de curiosidades, colores y
matices !
Como quien contempla
una flor en la grieta
de la terraza,
como quien añora un jardín
perdido en la memoria ,
como quien busca un color en
la negrura,
¡así los poetas amaremos
siempre los bares !
Con la nostalgia del sobrino
que recuerda los días de la
infancia:
cuando el tío
lo llevaba a desayunar al Mercado ,
(zoológico de truhanes y
mercachifles,
tangueros perdidos al fin del
mundo ,
olvidados personajes, locos
de remate
con una reminiscencia de “la Chicago argentina”,
con una reminiscencia de “la Chicago argentina”,
con un poco de La Boca y del
Viejo Gasómetro,
con mucho de “pueblo chico,
infierno grande ”,
con mucho fascismo
y con poca alegría ,
con mucho spleen
y poco Ideal...)
El poeta amará siempre los bares
-porteños o mediterráneos-
donde se acodan terribles
rockeros,
poetas macabros fulminados
por la desdicha
y la mala suerte, dolores
infinitos solo adjudicables al
Destino.
¡Un buen poeta siempre amará
los bares !
Bares de día, bares de noche ,
pero bares al fin. Tabernas y
tabernáculos,
distinguidos salones del
futuro
y antros insoportables,
sumergidos, peligrosos...
Comentarios
Publicar un comentario