Roberto “Tato” Iglesias: “La educación popular trabaja con los de abajo para los de abajo”
#Entrevista Día del Maestro #Primera Parte #Tato Iglesias:
“La
educación popular trabaja con los de abajo para los de abajo”
El profesor Roberto "Tato” Iglesias es mucho más que un referente, su increíble gira por el Interior manejando “el Quirquincho” de la Universidad Trashumante -junto a educadores y artistas locales- lo convirtió en una leyenda viva de la cultura popular. En esta primera parte de una entrevista exclusiva nos cuenta qué es la educación popular y cómo nació la red de escuelas trashumantes de las cenizas de la devastación neoliberal de los años noventa.
*Por Gabriel Marco/ Laura Igarza. Coordinadores de Y qué! Espacio Creativo
¿Qué
es la “educación popular”?
Tato Iglesias: Yo creo que desde siempre hubo educación popular en el
mundo, sobre todo en América Latina. Lo que pasa es que la colonización ha
hecho que tengamos que leer a los autores europeos y no podamos leer a los
autores nuestros que son casi todos desconocidos. Nosotros mismos somos
desconocidos, o sea, somos conocidos en ciertos niveles pero somos negados por
la academia, en general somos negados por la academia y por el mundo del poder.
Entonces, la educación popular tiene gran apoyo e influencia acá en
América Latina con Paulo Freire, vos sabes muy bien eso, yo tuve la suerte de
trabajar con él allá en Sao Paulo unos siete meses y después poder traerlo acá
a San Luis, que fue una cosa extraordinaria, había más de tres mil personas en
un club de básquet que ya no entraba más gente. Y fue un impulso muy fuerte
para nosotros.
Desde la perspectiva de la educación popular nosotros decimos que al mundo podemos dividirlo de varias formas, sociológicamente hablando: burgueses y proletarios, opresores y oprimidos, ricos y pobres, y ahora
nosotros hemos adoptado un poco el lenguaje zapatista que es más claro: “los de
abajo” y “los de arriba”. Entonces, la educación popular es una educación que
trabaja con los de abajo para los de abajo.
Esto lo aclaro porque hay muchos educadores populares que son de
escritorio. Se sientan en un escritorio, contratan gente, hacen trabajos,
escriben… y yo creo que el educador popular tiene que estar en contacto con la
gente permanentemente para poder aprender y para poder enseñar y trabajar
juntos, no? Es más, en estos días
empiezo a escribir un artículo sobre ese tema porque me interesa mucho la
“academia de los de abajo”.
Vos sabés muy bien que en “el abajo” hay un montón enorme de saberes que
son riquísimos, que son certeros, y no solo en medicina sino en todas las
partes de la vida y eso está absolutamente negado y provoca risa entre “los
científicos” entre comillas, los saberes populares.
La educación popular tiene tres ejes fundamentales: lo ideológico, lo
político y lo metodológico.
Lo ideológico es el “desde dónde” vos mirás el mundo, desde el abajo o
desde el arriba. Y eso es clave. Que la gente que está en el medio, ahí en la
clase media, cuesta muchísimo que deje ese progresismo de papel para irse abajo
a conversar con la gente.
Lo político es con quién te juntás. Que hoy es el problema, ¿no es cierto?
Porque la educación popular tiene que ser autónoma, del gobierno, de los
poderes establecidos, autónoma de la iglesia, de los partidos políticos, de
todo. No podés tener un pie en el abajo y un pie adentro del gobierno. No te
digo que uno no se pueda conectar con los gobiernos para resolver problemas,
estoy diciendo no estar adentro. No ser parte de los que gobiernan. Esa es la
autonomía. Uno tiene que relacionarse con el estado por muchas cosas siempre,
pero una cosa es relacionarse y exigir, y otra cosa es estar dentro. Que es
precisamente lo que está pasando ahora.
Y lo más difícil es lo metodológico. Lo metodológico es “el cómo”.
El cómo es muy muy difícil de implementar porque tenés que practicar, tenes
que hacer la práctica. ¿Por qué esto de ponernos en ronda, qué es el escuchar,
qué es el aprender saberes de los demás, qué se pregunta, cómo se pregunta…?
Esto es lo que yo más o menos entiendo por educación popular.
¿Qué
es y cómo nació el proyecto de la Universidad Trashumante?
Tato Iglesias: La Universidad Trashumante es un proyecto que nace en San Luis después de
muchos años de trabajo. Nosotros tuvimos un grupo que trabajó desde el año 83
acá en los barrios de San Luis, barrios Rawson, barrio Sargento Cabral, toda
esa zona y muchos barrios más. Y después ya empezó a actuar Rodríguez Sáa y
empezó a pelear a la gente con la cual nosotros trabajábamos y tuvimos que
irnos de los barrios por un tiempo y nos fuimos a trabajar con maestros. Ahí
fue cuando fui a Villa Rumipal, Calamuchita, yo giraba por todo el sur de
Córdoba, Neuquén, parte de Santa Fe…
Todos los fines de semana iba a dar talleres de educación popular, se
llamaba “Reflexión de la práctica docente”, y la pregunta era: ¿Qué problemas
ven ustedes en su propia práctica?
Y de ahí fuimos haciendo una investigación que se llamó “Hacia la
construcción de una escuela democrática”, que después publiqué yo en uno de los
libros que hice.
Entonces, después de toda esa trayectoria, hicimos un taller nada más que
con artistas ahí cerca de Villa Carlos Paz, una experiencia extraordinaria, y
de allí empezamos a ligar el arte con la educación popular. ¿Por qué? Nosotros esto lo estábamos buscando
desde el año 82, pero no sabíamos cómo hacerlo.
Ahí yo pude empezar a ver bailar a la gente de los sectores populares, no solamente a ustedes (*se refiere al taller de danzas “Daniel” de Villa del Dique, Córdoba) sino también bien a los de abajo, no cierto? Había un tipo, me acuerdo, en un salón, que a la noche agarraba la guitarra, hacía así y había 300 personas bailando, yo quedé totalmente fascinado, y vos sabés con la forma que ustedes bailan, totalmente libres, era una cosa extraordinaria verlos.
Entonces me empecé a entusiasmar. Después lo conozco al Raly Barrionuevo,
conozco a los Coplanacu, en un curso que organizaba Cecilia iglesias y Caro
Savino en Río Cuarto, estoy hablando del año 97. Entonces, ahí empezamos a
trabajar más firme. Ahí hicimos el clic de que nosotros también teníamos que
ser artistas. De que nosotros también teníamos que bailar, que actuar… Ahí
rompimos con lo puramente intelectual y empezamos a trabajar con la cabeza, con
el corazón, con el cuerpo… Y se empezaron a dar en el medio de los talleres
educativos talleres de danza, de teatro, de arte, de juegos, de lo que sea,
no? Bueno, en todo eso salió la
universidad trashumante. Hicimos un proyecto en la universidad donde ya había
entrado mucho la posmodernidad, a la gente ya no le importaba nada, no le
interesaba nada…
Nos fuimos con “El quirquincho”, un Dodge 70 que giró en el año 98.
Empezamos por la provincia de Córdoba, que pasamos por ahí por Villa del dique,
inolvidable para mí ese taller, después fuimos al norte de Santa Fe, después
fuimos a Misiones, después fuimos a Jujuy, Santiago del Estero, estuvimos en
Frías, de ahí pasamos a Catamarca, San Rafael, Mendoza, Neuquén, La Pampa y
Provincia de Buenos Aires. Salimos de acá de San Luis el 11 de marzo y volvimos
el 22 de diciembre me parece, una cosa así, una locura, viste? La verdad que
nunca pinché una rueda, no sabía nada de mecánica yo. Bueno, la cuestión que
por suerte la cosa salió bien.
Y siempre íbamos: yo, que manejaba y hacía el taller, una persona que
registraba y una persona que hacía danza o arte (teatro o lo que sea.) Me quedé
sin bailarines allá cerca de La Pampa porque no tenía la plata, viste? Así que
los talleres de danza los daba yo. ¡No sabés lo que era eso, imagínate! (risas)
¿Te acordás del Pato Mulhall? Gran bailarín el Pato. Yo di un taller de danza en
un lugar y de ahí nos fuimos al cierre, y ahí estuvo el Pato y cuando vio
bailar a la gente que yo le había enseñado me dijo: sos un hdp!!! -¡Yo no sé bailar!!!- (risas)
Hicimos Neuquén, Rio Negro, después nos fuimos a Viedma, de Viedma nos
fuimos a Chubut, ahí estuvimos en tres ciudades: Rawson, Trelew, etcétera;
después nos fuimos a Comodoro Rivadavia, de ahí nos fuimos a Caleta Olivia, de
ahí nos fuimos a la ciudad de Rio Gallegos, de ahí cruzamos por Chile hasta
Tierra del Fuego, hicimos el Río Grande, Ushuaia, y volvimos de vuelta a Comodoro
y fuimos ahí, por las sierras volvimos, Bariloche y -cómo se llama el pueblo
este de los hippies?- El Bolsón, anduvimos por Andacollo, y de ahí volvimos a
Neuquén y fue una fiesta popular inolvidable. Había venido Teresa Parodi,
estaba el Raly, estaba el Chiqui (La Rosa)… murgas de Mendoza, fue una cosa
extraordinaria, estuvimos dos días ahí discutiendo y bailando.
Entonces nos pasó lo que les pasó a ustedes, en muchas ciudades se fueron
formando grupos que se hicieron trashumantes, Y bueno, lo que hacíamos ahí era
mucho hacer formación en educación popular, y después hacíamos una reunión
anual. Y ahí empezamos a trabajar y fuimos evolucionando, después hubo gente
que se fue por problemas ideológicos, hoy participa mucho en organizaciones que
están en contacto con el gobierno. (Si
quieren después les hablo más de esto que es muy largo…)
Y hoy lo más importante que estamos haciendo es que... ¡seguimos saliendo! A
fines del año pasado me fui a un pueblo del norte de Neuquén, Buta Ranquil, y de ahí me
llevaron en auto a unas sierras imposibles de manejar, montañas, llegamos casi
a la cordillera, de un pueblo en que había… no sé, 2000 habitantes? No hay
bares, no hay confiterías, no hay cines, no hay nada, la gente vive ahí,
heroico, viste? Y después nos fuimos a Chubut también, con la Mariana Iglesias y Peter de la universidad trashumante.
Y hoy lo otro que es más importante es la Escuelita Trashumante. Es el
hallazgo más grande educativo porque nosotros siempre empezamos a observar que
todos los movimientos sociales de todo el país: campesinos, piqueteros,
etcétera, siempre estaban coordinados por gente de clase media, y nosotros
también, la Trashumante igual. Entonces dijimos: no, algo acá no camina.
Entonces empezamos a pensar un proyecto, hasta que se nos ocurrió la idea de
hacer una escuela de formación de maestros, de educadores populares
provenientes de sectores populares. Y empezamos a trabajar directamente con la
gente de los barrios. Bueno, eso es una maravilla. Si algún día pueden venir a
alguna escuelita… Hacemos con cada grupo, que son como 40 y 50 personas de
todos los barrios, de muchos barrios de Córdoba, pero también de Santa fe, de
Rosario, de Buenos Aires…
Hacemos tres días y hablamos de ideología, después hacemos otro encuentro
y hablamos de política, y otros tres días hablamos de metodología, y después
inventamos otro cuarto encuentro para hablar sobre lo actitudinal porque
siempre hay puterío entre nosotros, viste?
Somos expertos, somos campeones mundiales en eso! (risas) Qué es la
amorosidad, cómo respetarnos, cómo escucharnos, cómo saber dialogar, etcétera, hablamos todo lo actitudinal.
Y bueno, ya hay gente que anduvo en El Quirquincho dando talleres, formada
ahí en La Escuelita. Y hoy en día tenemos gente con una formación que nos llama
la atención a nosotros, cómo escribe, cómo habla, es impresionante!
Ahora se paró un poco por la cuestión esta del Covid 19.
Y la autogestión la hacemos a través de la Peña Trashumante, espero que hayan ido a bailar, son dos al año. Yo fui dos veces nada más, la primera y cuando cumplimos veinte años, que tuve que hacer un discurso, una charla, y canté ahí, canté con el Raly y con Fandermole, cantamos los tres, viste? Y fue muy emocionante. Fue muy emocionante después, cuando cantaron el Raly, Fandermole y Peteco (Carabajal) la Oración del Remanso. Fue una locura, se te ponía la piel de gallina. Había tres mil quinientas personas.
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