Soy un mercenario y vendo mis versos… -Prólogo póstumo a “Proxenetas”, 2021-
Soy un mercenario y vendo mis versos…
-Prólogo póstumo a “Proxenetas”, 2021-
Soy un mercenario y vendo mis versos
al mejor postor (mejor dicho: al mejor
im-postor, de verdades,
de iniquidades…) Acepto
transferencia bancaria,
lotes sobre bosque nativo
y demás bienes y servicios
esenciales, como por ejemplo:
cerveza, fármacos…
Estoy acostumbrado
a la enfermedad del alma
así que… la del cuerpo
es bienvenida
como una consideración
menor.
¡Vendo mis versos
como un saltimbanqui!
Por un vaso
de vino
a mi madre
alquilo,
nada me importa,
no tengo ningún otro don
más que estas malas palabras.
Por lo demás,
soy inútil completo,
vago y harapiento,
pero conversador
y silenciero.
Vendo mis versos
porque nada tengo
-ya ni dignidad me queda:
¡Tutto oh perdutto
de la infancia!-,
y de la juventud
soy un destello en la oscuridad.
¡Por favor, compre mis versos!
Para mercar repuestos
de neumáticos,
y con eso ir a trabajar:
soy un maestro rural en el siglo XXI
y voy a suicidarme por amor
-como Leopoldo Lugones
que perdió la cabeza por una colegiala,
él que era tan fuerte
y proclamó la hora de la espada.-
Bueno, los dejo sin más, compren este libro
que ya es toda una bancarrota familiar,
no hallarán consuelo ni sabiduría
en sus tristes páginas
(pero tampoco le prendan fuego,
ya demasiado hemos quemado.)
Y exclamen conmigo: ¡¡¡Oh dios mío,
en qué me he convertido!!!
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