EL PRODIGIO SECRETO


EL PRODIGIO SECRETO



El genio se detuvo un instante a contemplar su obra
y comprendió inmediatamente 
que no había nacido todavía
alguien digno de apreciarla
cabalmente.

Era una triste noticia, ciertamente.

No había amigos ni colegas
con quien compartir ese prodigio.

La maestría que desafiaba los cielos,
el certero trazo perfecto como un crimen,

la emoción imponderable, la palpitación,
el riesgo y su consumación.

El genio se detuvo un instante a contemplar su obra,

sostuvo en su imaginación
 - como la representación inolvidable

de un drama inmortal- 
lo que se desvanece en un santiamén.


¿Puede desafiar la estadística a la belleza
y viceversa?

El genio se dispuso a contemplar su obra
y sintió pesadumbre por la lejanía
a la que ya estaba acostumbrado.

El genio, entonces, se puso sombrío.

¿Cómo podrían coronarlo
aquellos mismos que estaban ciegos a las posibilidades de su arte?

¿Y quién sería su jurado
aquí en la tierra?

Era tan extraordinario
que casi no tenía tradición.

Sabía que su obra se inscribía en el aire
y que en el aire permanecería.

Todos sus rigores
eran propios del tiempo
y, por naturaleza, del olvido.


El genio contempló su obra como una sinfonía,
como un giro, como un vuelo suicida y magistral, como una danza.

Era increíble.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Docentes: Paro y Movilización este miércoles 30 de agosto

IRRECUPERABLES

Veleidades de suicida