YO VUELVO A CANTAR LA EDAD DE ORO...





                                                                (A la Argentina, en el bicentenario.)



Yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
De los ganados y las mieses,
Cuando el monocultivo todavía
No había desplazado 
A las vacas ni a los caballos,

Yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
Cuando todas las semillas
Eran de Dios y de los antepasados
Y no de siniestros laboratorios remotos,

Yo vuelvo a cantar la Edad Dorada
Cuando no se especulaba con la ley,
Cuando los hombres daban su palabra
Y esta valía más que los contratos de los abogados,

Oh yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
Cuando hasta los rufianes tenían códigos 
Y no le robaban al vecino del barrio,

cuando la gente laboriosa respondía
ahorrando en la sed y en la miseria
y no se conformaba con las dádivas
de las grandes extranjeras empresas


Oh yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
Cuando la siembra no producía
Cáncer ni tumores ni malformaciones
En los niños de las madres campesinas,

Oh yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
cuando mi bisabuelo alzó a mi madre y le dijo,
cuando la niña quiso atarle los cordones militares:
"usted nunca se arrodille ante nadie m´hija, sabe?"

Oh yo vuelvo a cantar la Edad de Oro
De nuestros abuelos, que desconocieron la televisión
Pero escuchaban la radio y cantaban 
alegres tangos floridos por las mañanas,

Oh yo vuelvo a cantar a la granja argentina,
Cuando la leche no tenía antibióticos,
El pollo era pollo, el tomate era tomate,
Y el animal tenía un nombre y una fecha predestinada,

Oh yo vuelvo a cantar el oficio perdido
Del campo perdido, el rudo oficio de los gauchos
Que perdieron contra los alambrados,

Oh yo vuelvo a cantar al hombre 
Que miraba el cielo abierto todos los días
Y que una mañana ensilló el caballo
Para ir a la escuela de San Francisco del Monte de Oro,

Oh yo vuelvo a cantar aquella edad/ en que los jóvenes 
Le cedían el paso a los viejos/ 
Y no le tiraban/ la camioneta encima 
A los discapacitados/ en las esquinas;

Yo canto aquella época cuando el árbol
Todavía era símbolo de civilización, y
El maíz era un tesoro en las chacras sonoras,

Pero la misma codicia, que hundió a los españoles
Y que mancilló a los criollos, ahora ha contagiado 
A los gringos, y por unas monedas de oro verde

estos emprenden una nueva Campaña
Del Desierto, acorralando al Indio,
Envenenando sus ríos y sus tierras,
Talando bosques y deforestando,

Oh yo canto la Edad de Oro perdida,
No canto a la Sociedad Rural
Sino los valores simples y claros,
Cuando el Respeto, la Honestidad,
el Coraje y la Honradez todavía algo significaban,


Que la Humanidad triunfe en aquellos
Que vinieron pobres y se hicieron prósperos
Gracias al sudor y a las tierras concedidas,

Que los nietos e hijos no olviden el origen de sus padres,
Y que- por sobre todas las especulaciones financieras-
¡el Amor triunfe en nuestros corazones!






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