PAMPA
¡Oh, mi amada inmortal,
déjame perderte para
siempre esta noche!
Prefiero que seas mi
amor imposible,
con solo idealizarte lo
suficiente
lo habré logrado.
Mi arte es menor, eso no
es ninguna novedad,
pero el genio es un don
reservado solo a unos pocos
cada quinientos o
trescientos años.
Oh, déjame perderte para
siempre
dado que ya te he
perdido.
Déjame relegarme a tu
zona de amigos
para esquivar, afortunado,
nuestra zona de promesas.
Solo entonces
compartiremos libertad absoluta,
amor absoluto, y perdiéndonos
nos encontraremos.
Dejemos la rutina para
nuestras parejas desdichadas
que nos aman buenamente.
Para nosotros, los
amantes, solo lo imposible
nos estará reservado.
Y serás cada día más
bella en mi memoria
y cada día más lejana...
como el viento, como las
aves, como la melancolía.
Con solo recordarte, con
solo mencionarte,
te estoy amando, amada
perdida y reencontrada.
La lejanía será nuestro
pacto de amor.
Sos tan bella como la
pampa, romántica y veraz.
La pampa, Océano. ¡Mar
de tierras!
La pampa única,
indescriptible,
intensa como un orgasmo no
metafísico.
La pampa exenta de
vulgaridad.
Sagrada, argentina,
universal.
Eso serás hoy y para
siempre
en este poema que nunca
jamás
te merecerá, hijo de la
descomposición
y de la retórica. (Si hubiese
nacido en otro tiempo,
muy distintos hubieran
sido mis versos.)
Misericordia y lujuria,
es lo único que te pido.
Soy un farsante y un
estafador, y tú lo sabes.
Siempre tuyo,
GM
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