Sin ser un perito en la materia... VAGO DE MIÉRCOLES
Sin ser un perito en la materia...
VAGO DE MIÉRCOLES
¿Acaso hay algo peor que
el oportunismo? Acaso todos hayamos sucumbido ante esa tentación cuyo precio es
altísimo.
El episodio es el siguiente: hace unas horas se viralizó en las redes
sociales el video de “la primera dama” de Tucumán insultando a un inundado con
una frase que probablemente le costará la gobernación que tenía prevista para
el 2015: “no tengo una mansión, tengo diez mansiones... pero estoy acá...
¡pedazo de animal, vago de mierda!
Creo que la mayoría podemos estar de acuerdo en que esa frase refleja el
desprecio real y el autoritarismo de una clase opresora sobre otra oprimida.
El caso es que muchos se han
lanzado a condenar este hecho como si se tratara de otro pecado más de la
presidenta CFK y del kirchnerismo con los consabidos y aburridos insultos:
kretina hdp, etc.
peronchos hdp etc.
pero
habría que hacer algunas aclaraciones para los que no han venido siguiendo, al
menos mínimamente, la historia del matrimonio Alperovich y, por qué no, de la
historia política reciente de la provincia de Tucumán.
En todo caso, este exabrupto revela no la realidad de un mal del
kirchnerismo en particular sino de la clase política en general.
Esto deberían saberlo aquellos que insultan a la presidenta embanderados
acaso con la nostalgia del radicalismo alfonsinista, porque José Alperovich
inició su carrera política como legislador provincial perteneciente al bloque
de la Unión Cívica Radical en 1995.
Es decir que... Si, amigos, aunque suene fantástico: el matrimonio
Alperovich, podría decirse, inició su carrera política en la Unión Cívica
Radical y luego… ¡se cambió de bando!
Y no a cualquier bando, sino a su enemigo histórico: el Partido
justicialista.
(No
habría que ver la política nacional como una cuestión de lealtades futboleras, pero
sería algo así como que un hincha de River se haga de Boca, o que uno de
Belgrano de Córdoba se haga de Talleres, o que uno de Atlético de Tucumán se
haga de San Martín, o viceversa. Raro, ¿no?
Pero esto no es todo, porque este buen miembro de la Unión
Cívica Radical además, como bien consigna la wikipedia: "Fue presidente de
la Comisión de Hacienda y Presupuesto durante la gestión de Antonio
Bussi."
Así es, este buen demócrata de la Unión Cívica Radical, el marido de Beatriz
Rojkés de Alperovich, fue funcionario de un militar cuyos crímenes, torturas y
otras barbaridades -como amurallar a los
pobres- son legendarias y están disponibles para cualquier curioso que quiera
indagar en la web o en los testimonios de los tucumanos que vivieron esos años
dorados. (http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Domingo_Bussi)
Cuando
ocurrió el terrible fracaso del Gobierno Nacional de la Alianza con De la Rúa,
en el 2001...
después
del periodo alfonsinista y menemista que posibilito la gobernación en la
provincia de un Antonio D. Bussi (1995-1999), gracias a las leyes de Punto Final
y Obediencia Debida, -digamos que Antonio Domingo Bussi fue la traducción del
menemismo en las provincias-…
Cuando
fue el fracaso de la Alianza con De la Rúa en el 2001, digo, José Alperovich no
dudó en ¡cambiarse de partido! Un genio,
¿no es cierto? ¡Yo hubiera hecho lo
mismo si a mi partido lo lideraba un De la Rúa, claro! (En este sentido, se
puede decir que Alperovich fue un tipo realmente radical, no como el resto de
los radicales.)
Pero la historia no termina todavía porque este legislador de la
provincia de Tucumán por la Unión Cívica Radical (1995-1999), que fue funcionario
del consabido genocida reciclado en la democracia menemista, una vez cambiado
de bando pudo llegar a Senador Nacional de Tucumán por el Partido Justicialista
(1999-2001) y finalmente Gobernador de Tucumán en 2003.
El resto de la historia es bastante obvio teniendo en cuenta las fechas.
El acercamiento al kirchnerismo es casi
una obviedad. Los Alperovich pertenecen a la clase empresarial de Tucumán y gracias a esos contactos con el
empresariado logran el poder en Tucumán, y luego apelan al kirchnerismo, ya
triunfante a nivel nacional.
Una vez más, un curioso peronismo que no proviene de los tan mentados descamisados,
sino de agentes muy vinculados al sector industrial.
Los Alperovich alinean automáticamente al kirchnerismo como estrategia a
fin de obtener recursos de la Nación y consolidar su poder en Tucumán, lo
cual les reditúa pingües beneficios porque ya van 3 gobiernos consecutivos a fuerza
de reelecciones. Es decir 12 años hasta ahora.
¡12 años!
De modo que habría que aclarar que no se trata de peronchos ni de kirchneristas
de la primera hora, sino más bien de radicales, que fueron funcionarios de una
gobernación asociada a la última dictadura militar, cómplice del menemismo por supuesto,
y, también, radicales de un De la Rúa impostor, y luego, ya vendidos al Partido
Justicialista, es decir al mejor postor, y el mejor postor del momento: la presidencia
de Néstor Kirchner y luego CFK.
Las
cifras de la macro economía en Tucumán mejoraron con los Alperovich como
mejoraron en casi todo el país después de la crisis del 2001 y del comienzo del
kirchnerismo, que recibió un país devastado por la sucesión dictadura (1976-1983)
y el binomio menemismo-radicalismo (1983-2001).
Es
decir, que lo que hubo antes del kirchnerismo en Tucumán fue sin duda peor que
el kirchnerismo (¡imagínense ustedes qué barbaridad es la que había!)
El
problema de la era Alperovich es el mismo problema de la clase política en todo
el país, ya se trate de los K o los de la “Opo”:
Ya
sea con los K en Tucumán o con De la Sota en Córdoba, por dar un ejemplo, las
ciudades se han poblado de Call Centers, es decir que la clase política ha
entregado a los trabajadores argentinos a las empresas norteamericanas,
flexibilizando sus derechos a cambio de posibles mercados (habría que decir “imposibles
mercados”, si tenemos en cuenta el proteccionismo norteamericano) para una élite industrial argentina,
El
problema es que los Alperovich son los dueños de esos Call Centers (o los
clientes de De la sota.)
Ya
sea con los K o con la Opo en las provincias lo mismo da para la gente que no pertenece a la clase política y sus beneficiarios directos, porque
es la clase política toda la que desmonta para plantar soja, porque los mismos
gobernadores – ya sean K o anti K-son los dueños de la soja.
Los
grandes desmontes para la soja y por proyectos inmobiliarios consecuencia de la
soja provocaron las inundaciones que volvieron a afectar a los pobres y a la gente
que no dispone de capital de inversión.
De lo apuntado aquí, mas allá de posibles inexactitudes parciales, rescatemos lo esencial: el mal no está en tal o cual partido, sino más bien en la clase política –o en el campo político, en términos de Bourdieu- cuya autonomía se ha divorciado tanto de la realidad de la población a la que supuestamente representa que directamente no necesita en absoluto de la aprobación o desaprobación de la misma. El campo político se basta a si mismo.
Y yendo aún más lejos se podría agregar que el mal tal vez esté en nuestra
cultura (y en esto coinciden lúcidamente personajes tan antagónicos políticamente
como Borges, Cortázar y Rodolfo Walsh -léase Un oscuro día de justicia, por
ejemplo-.
Nada como la historia política reciente de Tucumán para explicar la
Argentina de hoy y de siempre:
Hay miseria, hay autoritarismo, hay explotación, hay hambre y hay falta
de educación.
Ilustremos este final con la música
apropiada…
VAGO DE MIÉRCOLES (CUARTETO/ CUMBIA)
Pd: Acabo de enterarme escribiendo estas líneas que existe una biografía llamada "El zar tucumano" sin duda más provechosa que estas aéreas líneas desveladas. (http://zartucumano.blogspot.com.ar/)
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