Unas palabras sobre el 24 de marzo
Unas palabras sobre el 24 de marzo
Como ustedes
saben este feriado abrió las puertas a una expresión masiva, impensable en los
años del miedo y la autocensura, en los años 90 por ejemplo. (Acaso sea el
único feriado legítimo de este Gobierno. Y por supuesto que -de esta causa que
pertenece a todos los argentinos -se ha beneficiado políticamente, pero
también es cierto que el mérito no ha sido de otros gobiernos.)
Los anticonstitucionales de
siempre van a hacer lo posible por desacreditar esta fecha y este acto con las frases reaccionarias habituales, en su nostalgia militar de los 70 y en su
nostalgia de la era G.W. Bush: que nos gobiernan los Montoneros, que hay
derechos humanos solo para los delincuentes, y otros lugares comunes por el
estilo.
Supongo que
esta fecha nos debería hacer reflexionar acerca de todas aquellas
dictaduras que ocurrieron y están ocurriendo (y ocurrirán todavía)
en el mundo por las mismas causas o causas muy similares: la política exterior
norteamericana planificada.
Desviar la
atención de la cuestión central es simplemente confundir.
Nuestras clases
medias altas y nuestras élites económicas (y nuestras clases medias
acomplejadas) tan devotas del dólar y de los Estados Unidos van a negarlo con
todas sus fuerzas, desviando la cuestión hacia el peronismo, el comunismo y
otras excusas, porque nuestras clases medias altas y la plutocracia local quisieran ser
Estados Unidos o al menos que formáramos parte de él.
(Cuestión
metafísica: Ser otra cosa que lo que uno realmente Es. Algo así como cambiar el ser o la esencia. O ser otro que uno no es, sin apelar a la transmutación de las almas. Digamos que esa sería una auténtica Utopía.)
Si por
ellos fuera seríamos una especie de Miami en Sudamérica, o algo así como El
Salvador, una colonia devastada que no tiene moneda propia.
Después de principios de los
años 80, en que las dictaduras militares fraguadas en la Escuela de las Américas
comenzaron a ser insostenibles por su salvajismo precisamente, y luego de que
el derrumbamiento de la Unión Soviética dejara al descubierto que la
lucha contra la subversión comunista era solo una excusa retórica, Estados Unidos adoptó una estrategia más
blanda e indirecta de infiltración, y así pasamos de militares asesinos
borrachos a ONGs truchas de presupuestos millonarios.
(A pesar de
ello los ataques a la democracia no se han acabado en nuestra región como
demuestran los plurales y recientes casos.)
Hoy la
dominación ha cambiado de nombre pero las violaciones a los derechos humanos
persisten, si no observemos lo que está ocurriendo en los
países de Latinoamérica más alineados a Estados Unidos, como México y Colombia por
ejemplo. Ellos están
viviendo actualmente lo que vivimos nosotros hace 30 años: desaparecidos y
fosas comunes.
Cuantos años
nos llevó a nosotros curar las heridas-estamos en proceso todavía- y ellos ni siquiera han comenzado a sanarlas: verdad, justicia y memoria.
La lista de golpes de estado, dictaduras militares, guerras de invasión y otras formas de ataques a la democracia es tan larga que es
imposible consignar aquí el detalle. Sus víctimas son innumerables. Pero cualquier
curioso puede darse una idea con solo hojear la wikipedia.
(Lo información
que hoy está disponible para todo el mundo en internet y en las librerías ha
sido posible gracias al esfuerzo de mucha gente valiente y lúcida -en la mayoría de los casos anónima- por esclarecer la verdad en una época en que corría riesgo
su vida y la de su familia.)
Más allá de
todo el romanticismo de los poetas muertos y del folclore que rodea a este 24 de marzo, más allá de todo eso que dio fuerzas
en su momento para seguir viviendo y seguir luchando a aquellos que perdían
diariamente a amigos y familiares; mas allá de toda esa épica, estaría
bueno también oír los clamores agónicos, las voces de aquellos que en este
momento están pasando por momentos similares -aquí y en el resto del mundo- y solidarizarnos activamente con
ellos.
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