NUNCA ME LLEVÉ BIEN CON LAS MÁQUINAS Nunca me llevé bien con las máquinas. Ni con los esclavos. Ni con los esclavistas. Ni con los ingenieros. Lo siento, amigos, es una cuestión de piel. Y no me vengan con esa de que… quieren “hacer trabajar menos a los hombres” -olvidándose de las mujeres. - Nunca me llevé bien con las máquinas. Prefiero a los seres vivos, a pesar de todo. Soy un poeta kitsch, naif y cursi de los años 70. Después de hacer una barricada, voy a cortejar a una joven de la oligarquía, extraviada en la Universidad Pública. No todo está perdido entonces. Esa doncella, el día de mañana, será una líder anarco-sindicalista y se acordará de mis poesías. Las recitará de memoria en una biblioteca popular de escuela secundaria con un brillo adolescente en los ojos. Recién e ntonces, sabremos con certeza que hemos fracasado como poetas.
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