LA GUERRA DE LOS JUEGOS -distopía neocriolla-


LA GUERRA DE LOS JUEGOS
-distopía neocriolla-

En un futuro tan remoto como inconcebible, dos grandes compañías de videojuegos se disputarán el control del mundo; entonces los hechos no serán observados directamente, sino a través de la hiperrealidad de los videojuegos.

El principal interés de ambas Video-empresas no será económico, sino político, porque su poder será superior a los gobiernos de los países, de las ciudades y de las regiones. (Por esa misma razón, podrán derribarlos o pontificarlos a su antojo.) La disputa principal entonces será por imponer una apropiada visión del mundo en la Guerra de los Juegos.

La primer Compañía de Juegos electrónicos propondrá una visión idílica de la realidad, al estilo de El Cándido, de Voltaire, que pretendía que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Adoctrinará para hacer creer que “esta realidad” es imposible de analizar o criticar, y que mantener la “estabilidad” y “el rumbo correcto” es cuestión de lealtad.

La segunda, en cambio, se enfocará en hacernos creer que la realidad que propone la Video-Corporación antagónica es apocalíptica, que vivimos sometidos al robo, al crimen y a la inseguridad constante, de modo que sembrará el miedo y el pánico promoviendo la agresión indiscriminada. Abundarán los crímenes contra inocentes y la impunidad de los verdaderos criminales. 

Las discusiones bizantinas serán habituales y cuando por fin la tensión entre ambos bandos llegue a su punto más pestífero -cuando ya no se pueda discernir lo verdadero de lo falso- se producirá la inevitable y sangrienta guerra civil.

Cada país, cada ciudad y cada región serán una torre de Babel, plena de confusión y violencia. Los vecinos, los familiares y los amigos se trenzarán en disputas irreconciliables y, como si fueran extranjeros o como si hablaran incomprensibles idiomas, no se reconocerán entre ellos.

La gente del futuro vivirá en carne propia esta batalla solo comparable a las guerras de religión del siglo XVI. La población completa se enfrentará cuerpo a cuerpo para mantener en funcionamiento invisibles maquinarias que favorecerán a una minoría anónima y deslocalizada.

Inútiles serán los libros y los sistemas educativos porque los individuos solo percibirán a través de  la constante y omnipresente Video-Consola, una industria que comprenderá todas las edades y todos los segmentos sociales.

En ese futuro sofisticado donde el uso de la razón sería algo descabellado, la información relevante acerca de los hechos pasados - lo que antes se conocía como "Historia"- y la información acerca de los hechos presentes -lo que antes se conocía como "prensa libre"-, carecerán de interés y permanecerán en el olvido o, lo que es peor, en la indiferencia.







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