MARIPOSA NOCTURNAL
MARIPOSA NOCTURNAL
Yo era de una oscura
y remota provincia
del Interior,
entonces
caí a la casa de la poetisa
por casualidad.
Mis amigos punks
no sabían de ella,
pero yo había leído sus versos.
Ella era maldita
de verdad.
(Más que Bukowski
que se había puesto de moda
por aquellos días.) Pero no
porque su cuerpo estuviera inválido,
sino por otras razones:
Su espíritu era terrible,
su belleza estaba fuera del tiempo.
Raquel Aljadeff
estaba postrada
frente al viejo televisor
unos años antes de morir
y yo tenía que cortar la baraja
tomar cerveza
y concentrarme en la primera mano.
Pero no podía,
sabía que tenía a la mariposa nocturnal
a unos pasos.
Basurita, Sebato,
ninguno de los chicos
hubiera entendido
que alguien se apartara de la mesa de juego
para hablar con la extraña mujer.
(Salvo Judith,
su sobrina
que también escribía.)
Esa fue mi única oportunidad
y la perdí por tímido
o por cobarde.
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